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martes, 22 de noviembre de 2011

IX. Noche de Gloria.


No tengo miedo de caminar bajo las tinieblas, no tengo la sensación de rendirme en el camino.
Quiero morir pero antes de ello cantar en el escenario.

Desplazar el cigarrillo de un dedo hacia otro me hace delirar. No quiero vencer, no quiero perder, sólo quiero vivir sabiendo que detrás de mí existe la nube de estrellas jamás visto.

 Vivir en libertad, sin palabras por detrás, ni agujeros en el corazón.
Caminar inseguro pero firme, esa ha sido mi postura.

 Desnudarme por las noches, vivir sin éticas ni prejuicios. Ser la escultura de la melodía del piano, vivir en el infierno moral de todos ellos que apuntan firmes y seguros con ojos vendados.

No caeré en la tentación del miedo, no sobreviviré. . . Viviré.

Aún en el infierno moral todo es tranquilidad, aquí no hay mezquindad ni tampoco igualdad, no estamos en el cielo.


Caminé bajo timidez, sin preguntas y firme. Las calles  eran angostas, muchos bares, discotecas.

Mis manos se escondían por los bolsillos del abrigo, me sentí pequeño sin ser gigante. Seguía los pasos de Mateo, volteamos hacia la izquierda y entramos a una calle mucho más angosta, parecía apenas un pasaje. Disminuyó la velocidad de sus pasos, yo lo imité. Parecía que ya íbamos a llegar.
Paró sus pasos, me tomó de la mano. Miramos hacia la entrada, frente a mi pude leer PIANOBAR. Entramos. . .
Al instante me di cuenta que no era un Piano Bar cualquiera, este era distinto, mucho más extravagante. Por dentro un Night Club. Me sentí incomodo, Mateo me llevó hacia unos asientos del fondo, pidió unas bebidas y conversábamos. No desprendía la mirada en cada uno de los detalles, frente a la tarima un piano, fue tal vez eso lo que me retuvo por ansias de escuchar tocar el piano. . . Me cogía el cabello mientras conversaba con Mateo observando todo a mi alrededor. Nunca llegaba el pianista, esperé un poco más. Llegaban más personas, el lugar estaba lleno. Interrumpí la conversación de Mateo – ¿A qué hora tocarán el piano? ¿Falta mucho?- El me miró incierto, sin respuesta y al instante –No tengo idea.

Me paré del asiento y me acerque hacia el barman, le pregunté- Disculpe, ¿Sabe a qué hora comenzará la función del piano?- Se detuvo entre sus combinaciones, me miró extraño y respondió- Aquí nunca se tocó el piano.
Al instante comprendí que este no era un Piano Bar, este era un Night-Club gay que trataba de ocultar su fachada. Volví al asiento calmado, bebí algo con Mateo. De pronto la tarima se encendió, las luces se prendían, un show parecía venir. . . La música reproducía y en algo de confusiones se derrumbaron las últimas ilusiones de ver a un pianista tocar, salieron dos strippers bailando. Me quedé sentado con Mateo, sin interesarnos el espectáculo. Salimos del Night-club después de 3 horas, eran ya las 2am.
Entre a casa, sin que nadie escuche nada, me metí en la cama y descansé.

Desperté. Pensando. . .
Las horas pasaron rápidas y sin cuestiones. Eran las 6pm, me aliste para salir, escribí un mensaje para Romina- Necesito distraerme, voy camino a tu depa.-Y marché.

En vinos y melodías en el piano. Tal vez la razón más excitante de nuestra amistad sea esa, el piano. Sentimos los dos que detrás que cada tecla existen miles de momentos para recordar y en ellos millones de sentimientos que a veces necesitas volverlos a sentir, no por masoquismo sino por costumbre.


Las gotas de whisky caían lentas al vaso, la noche se acercaba ya y en minutos el alma no se quería desprender del piano. Fueron hermosas melodías, fueron hermosos momentos junto a Romina. Ella que parece ser fuerte y vil en la vida, es huésped del romanticismo en sus ratos. Frágil del amor y digna de no padecer dolor.
Una idea se clavó en mente: DEBO DE IR, AHORA DEBO DE IR.

Me paré, me despedí de Romina sin palabras, tomé las últimas gotas del vaso y salí, caminé mucho tiempo pero aún nada interrumpía mi idea, tomé un taxi, prendí un cigarrillo, traté de despejar las dudas y los miedos sin tocar el propósito del efecto. Bajé en la avenida correcta, caminé en pasos seguros y muy rápidos, me metí entre las calles angostas que parecían ciertos pasajes. Las calles parecían tener ahora mucha más diferencia, cada vez se volvía mas agosta.

Llegué- Entre hacia el Night-club, eran las 10pm, no había mucha gente y la poca estaba en el bar. Caminé examinando una vez más todos los lugares, alguna idea me quedó de lo que vi ayer. Aún ahí seguía el Piano, que apenas y este servía de fachada. Me acerqué hacia un empleado del lugar.
-¿Sabe dónde puedo encontrar al dueño del piano?-pregunté.
El Barman alzó la mirada, respondió- No está en venta.
-No, no es eso. Estoy interesado en conversar con la persona que lo utiliza en este lugar.
-Ayer te vi por acá, estabas con alguien.  No sé quién lo utilice, hace mucho que no lo tocan, creo que está descompuesto.
-¿Puedo verlo?
-Espera- Dijo un señor que estaba sentado. - ¿Qué es lo que buscas hijo?
-Busco el piano.
-¿Lo quieres comprar?
-No.
-¿Entonces… recomponerla?
-Quiero tocarla.
Miró asombrado y dijo- Anda, sube a la tarima a ver si puedes tocar algo. Creo que nunca estuvo descompuesta, pero tampoco nunca estará a la venta.
Subí con miedo a la tarima, de nada me habían servido los cigarrillos aún sentía los miedos, sabía que este era mi momento, sabía que estaba cerca de mi grandiosa idea. El corazón vibraba, los dedos parecían palpitar. Cerré los ojos y sin más palabras ni ideas que pensar me atreví. La melodía comenzaba por los dedos y terminaban en la punta del cabello, que parecían desprenderse muy lentos y ordenados. -Estoy aquí, estoy frente a mí. Estoy frente a quien quiero ser- pensé.

Terminé el último teclado en la simultánea despedida de la voz, también cantaba. Abrí los ojos.
El señor parecía recordar algo en mi mirada y de pronto dijo- Tocaste muy bien.
-Gracias, esto es lo que mas sé hacer, señor.
-Muy bien.
Bajé del escenario, y camine hacia el señor extendiéndole mi brazo de despedida, pero él me lo sujeto y dijo -Te eh visto volar allá arriba y lo haces de tal manera que me dejaste sorprendido.
-Muchas gracias, pero desearía dejar sorprendido a quien toca este piano, para saber si tengo una oportunidad aquí.
-Nadie tocó ese piano de hace mucho, creo que estaba esperando a la persona indicada. Soy el dueño del piano, pero no fui el que lo tocó.
-¿Eres tú a quien quería sorprender?
-Sí hijo, soy a quien buscabas, ¿al administrador de este Bar Piano, verdad?
-Sí. ES USTED.
-Mira tú, tienes una oportunidad.
-No, no tengo una oportunidad, traigo conmigo ideas y muchas cosas buenas para Usted. Tengo mucho.
-Siéntate y dímelas.
-Por qué no mirar a este Night-Club Gay como cualquier otro de la zona, ¿por qué no dejar que este lugar sea más que un gremio gay para ser de todas las personas?, creo que si das libertad a los gays, también restringes a los que no lo son, porque sabrás que no hay ni un Piano Bar más por aquí. No sé si piense que estoy violando tus ideas, pero hasta las personas que exigen libertad deben ser libres con todos, no sólo con ustedes, porque en lo incoherente de lo que exigen aún se restringen ustedes mismos, viviendo en un solo lugar de gay.

Yo soy gay y creo en todas esas personas que estas allí afuera caminando, en aquellas que piensan que la vida puede terminar sin antes no haber sido quien fuese, por miedo o por creer que todos los demás, diferentes a él siempre dicen la verdad; No lo lograrás, eres pésimo, nunca alcanzarás ni el rastro de tus sueños, vivirás en los insultos de los demás, comerás del rechazo y tratarás de sobrevivir de esta, su sociedad. Escondiéndose como si fuese pecado de dios: NO, NO ES ASI, CREO EN TODOS ELLOS Y EN LOS QUE NO CREEN EN SI MISMOS. CREO QUE DETRÁS DEL CABELLO EXISTE EL MEJOR SUEÑO DEL MUNDO Y NO QUIERO QUE ELLOS MISMOS LO DEJEN PASAR. Yo fui uno ellos.-Interrumpí la conversación con una lágrima saliente, pensé que me quebraría, pero gané más fuerzas que nunca, proseguí- Yo miré a la vida del escalón mas bajo de la existencia, pensé que nunca lo lograría, pensé que moriría sin antes haber cantado y tocado el piano, pensé que ellos tenían la razón. Viví creyéndolos, cómo mi religión, pero en falsos versículos era por donde estaba caminando. Desperté una mañana con un café y pensé que ellos estaban equivocados, me miré al espejo y vi que era igual a todos. Nunca fui una imperfección, nunca fui el pecado del hombre, fui la creación de Dios, como todos los demás. Abrí los ojos y creí en esas personas que me amaban, aprendí entonces, que todos merecemos creer en los demás, por qué nadie es lo suficientemente superior para decirte que no lo lograrás.- Limpié algunas lágrimas.

Un sutil y nostálgico silencio invadió la conversación, cerró los ojos y a los pocos segundos lo abrió diciendo -Este sábado quiero que estés frente a todos ellos. El sábado empezarás a tocar en este Piano Bar.

La alegría se notó a mil kilómetros y le contesté- Gracias Señor, este sábado estaré frente a todos ellos. –Me despedí con un fuerte abrazo –No te defraudaré, ni mucho menos a mí mismo- le susurré a su oído, y salí hacia las calles una vez más, ahora sin miedos, sin temores, con una sonrisa.


-Hoy es jueves, sólo faltan 2 días –pensé.

El corazón se despega del pecho.
Ni una hora pasa en vano, ni un minuto es perdido por el tiempo.
Daré el corazón y la vida por ser libre, aunque sea en un escenario, aunque sea por una noche. Aunque no derrame sangre, se derramará candados destruidos por todas partes.
Por una noche destruiré todas esas palabras que te dicen que no lo lograrás, que te sujetan fuertes como anclas fijadas en el fondo del mar, sin ver la luz, sin saber nada, flotando inocente, sin ser libres.


Fueron los dos días más extensos del año, practicando la voz, dedicándole mucho tiempo al piano.

Le comenté a Mateo acerca de mis nuevos planes, que cantaré y tocaré el piano en aquel night-club, que la vida era hermosa en todos sus ángulos y que aunque pensemos que todo está perdido, siempre existe detrás de aquellos monstruos una pequeña sonrisa de confianza y saber que solos, por escalón a escalón lo lograremos, hasta llegar al cielo.
Así pasé todo el día, practicando el tema que tocaré el sábado.


-Falta ahora, apenas un 1 día- pensé.
“A veces es mejor llorar que perder millones de días fingiendo sonreír.”

Ser autentico, ser quien quieres ser, ser quien fuese ser. Nadie sabe más que el otro, que tú mismo de ti.
Cerremos los ojos. . .  y olvidemos las éticas por un momento, olvídelos los dolores por un segundo, y cuando abramos los ojos nuevamente nos daremos cuenta que somos iguales, sin diferencias hacia los demás, sin miedos, sin temores, sin eslavas ni cadenas. La respiración será otra, una nunca antes percibida, ser libres.


-Hoy es el día. Nada se parecerá mas a la realidad que pensar que estoy soñando.
Se destapa del rencor y juega con el amor. Se vuele súbitamente en el amante perfecto, dueño de sueños y suspiros.
Deja atrás la vida y empieza aunque sea por las noches, otra. Su pasión es el piano, y el mío es como lo envuelve en segundos.-
Pensó Mateo.



Caminé una vez hacia el Piano-Bar,  -Esta sería desde ahora mi rutina-pensé.  Me coloqué los audífonos en el oído, las manos sudaban de nervios, prendí un cigarrillo.  Los nervios no se retiraron.
Era una magnifica noche, la mejor de todas, la más romántica. El mismo pasaje. . .

-Estoy a unos pasos, al frente del piano Bar- Pude leer un enorme letrero frente a mí, de luces al contorno que anunciaba para esta noche una grandiosa presentación, sólo faltaba 1 hora. Se sintió cosas extrañas en la piel. Todo se derrumbó cuando me di cuenta que se trataba de mí.

-Me cuesta creer todo esto, nunca imaginé estar aquí, frente y tan cerca de mi sueño. Creo que la única manera de mantenernos vivos es creyendo en uno mismo. No importa quien fueses, ni importa quien seas, no importa que eres o quién quieras ser; Lo importante es que estas aquí, junto a todos nosotros. Y no para sobrevivir, sino para vivir.”

Apreté las manos y entré al Piano Bar. Allí un encargado me dirigió hacia una habitación donde sería, algo así como un camerino. Este era el camerino del antiguo pianista, aún se podía ver sus trajes. Era muy formal.

Estaba listo, los minutos pasaban. Me mire frente al espejo, allí estaba, nervioso y entusiasmado. –Esta es la vida, así siempre lo fue. Vivimos en pérdidas y ganancias, de eso se trata todo esto, de despertar y ver que nada permanece en su lugar, de cambios constantes.

“Un sueño nunca es mejor que otro porque la experiencia es única.”

Alguien toca la puerta, era el mismo encargo que me trajo hasta aquí - Ya es hora. -Le moví la cabeza en señal de estar de acuerdo y se marchó.

Las manos me sudaban, había muchas personas allí afuera esperándome, estaba entre todo ellos Mateo. Me paré del asiento, caminé sobre el pasadizo, me dirigí hacia el escenario, se escucha mucho ruido y cierta música de fondo, el telón estaba abajo, el piano en su lugar y el escenario más brillante que cualquier otro día, por donde desfilaban strippers y DJs ahora estoy yo, sólo yo. Antes de sentarme bajé la cabeza y cerré los ojos –Este es quien quise ser, y este es el que ahora soy, los días pueden seguir pasando y marchando pero lo que aún se ha quedado estancado en mi corazón es tu amor. Ante todo esto, gracias dios. Amen- brotó unas lágrimas y me senté, la música de fondo paró y se podía escuchar el silencio de todas las personas, di la señal con mi mano derecha para que suba el telón y así fue.



-Estaba cerca de la gloría-, pensé.
Tomé el micrófono frente a mí-Hola, soy Paulo Swetch y lo siguiente es imagine de John Lennon.
La noche acaba de empezar. . .
Nunca había vivido los minutos más plenos de mi vida. De cierta manera, estar allí, frente a todos ellos me daba libertad, pero tocar el piano y cantar era lo que realmente me hacía volar.
Toqué canciones de Coldplay, 30 seconds to mars, Lady gaga, y algo de the fray, pero convertidas en convers.
Todo terminó en un viva la vida de coldplay, los últimos teclados se despedían del alma. La voz espero nunca envejezca, porque la esperanza será tan joven como esta noche.
Todo terminó por esta noche, pero este es apenas el inicio de muchas. Los aplausos se oían a fulgor, entre todos ellos Mateo, mirándome firme y entusiasmado.
-Gracias por esta noche. Pero aún quiero decir: “La libertad no se exige, se nace con ella, como parte del cuerpo; Y aunque durante todo este tiempo nos hallamos malformado, la única manera de ser libres es creyendo en nosotros mismos, y viendo a los demás sin diferencia”. Gracias.- Me paré y me dirigí hacía por donde entré, el pasaje.
Allí estaba Mateo, corrí hacia él y nos abrazamos, nos acercamos mucho. Le dije en su oído.- ¿Estas orgulloso de mí?
-Mucho- respondió.
Frente a nosotros pasó una mujer de tacones y mini falda, me miró y sonrió, como cierta aceptación.
Estamos ahora en este Night club rodeados de muchas de aquellas personas que para la mayoría serían el pecado de Dios. -Este es mi lugar, este es el lugar de todos- sonreí- Este es el infierno moral.-


Nadie puede quitarte la fe, nadie puede arrebatarte la vida ni el corazón; Ni la religión.
El amor es tremendo, el amor es manipulador, el amor se percibe en cada esquina nocturna. Porque no sólo es apuntar hacia los demás,  sino también apuntar hacia matar; Y nadie, ni el título más poderoso de la tierra, tiene el derecho de hacerlo, porque el asesino no sólo es el que mata físicamente, también mata lentamente al alma, pudre la carne y arrebata la esperanza."



“Aún en el infierno moral todo es tranquilidad, aquí no hay mezquindad ni tampoco igualdad, no estamos en el cielo.”

Me puedes enviar un e-mail a: jayrokerin@gmail.com