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miércoles, 22 de diciembre de 2010

IV. No te lleves el corazón.


Dejaste el aroma en la puerta del salón
Dejaste la desnudez en el tocador
Dejaste la inocencia en la habitación
Dejaste las lágrimas en el almacenador
…Dejaste todo, pero te llevaste el corazón.

¡Regresa! Qué ya no puedo, de pronto, mas con estos remordimientos y ganas mías de tenerte a mi lado: abrazarte, acariciarte, besarte, tocarte, probarte, mirarte, todas esas cosas que nos hacían tan uno del otro.


No entierres el amor, ¡Quédate!
 No dejaremos de querer, no dejaremos de pensar, no dejaremos el sentimiento atrás…

El escenario perfecto, el estado también, la bulla casi imparable al igual que el llanto incesable, la multitud con sus problemas como mis sentimientos en sus dilemas.
Era el escenario perfecto, era la noche y la hora adecuada para decirte adiós.
Era el cementerio indicado: el aeropuerto “Jorge Chaves”. Pero para mí: El cementerio de nuestro amor.   
La vi llegar con una rosa en las manos, con lágrimas hasta en los senos y estoy seguro que con el corazón en la nada. Yo estaba hay parado, desconcertado, llorando, estaba ahí mirándote, despidiéndote con la mirada. Hasta que no pude mas y corrí hacia ti sin importar los pocos minutos de abordar el avión.

-¡No te vallas, quédate!-Le supliqué sin orgullo alguno- No te lleves el amor.
-No me pidas eso, por favor
-Mírate, mírame, necesitas de mi como yo de ti, ¡No! No te vayas- Rompí con gritos la despedida ¡quédate, quédate! gritaba el corazón desesperado.
-Ya perdí de vista el camino, estoy extraña, no te puedo decir insegura, pero…-Se entrecorto su voz, limpio sus lágrimas de la mejilla y prosiguió- si ante ti esto suena estúpido: Te amo.
-Ya nada es estúpido, ya nada lo es. Eh sentido tal vez lo suficiente que ya no sé qué pensar.
-¿Me amas?-Me dijo con una voz dulce y con la mirada mas tierna que pude ver en mi existencia.
-Somos estúpidos, quizá y ese es mi don-¡Te amo! Claro que te amo, decía mi razón que aún por orgullo lo decía en indirectas- ¡No te vallas, por favor!
-Me quedaré. Pero… en tú corazón, como tú te quedaras en el mío.
-No seas ilusa, si te vas, te llevarás todo lo que empezó.
La hora del aeropuerto daba las 8pm, la hora de partida, la hora que nunca quise que pasará.-Ya es tarde-me dijo con resignación y con lágrimas que se pueden medir con el sufrimiento, dejó en mis manos una rosa y terminó su despedida con un- Te amo.
-No es tarde, es el final. Tal vez y te amé Mafer. No lo sé.

Qué buena combinación fue la del dolor con la resignación.
Las fronteras altamente resguardadas, se han debilitado, las posiciones de lo bueno y lo malo se están alborotando, ¡Hemos perdido! Grito mi equilibro personal. La frontera se destruyó con los sucesivos bombardeos de tus recuerdos, el llanto fue muestra de la guerra interna.
Quién iba a decir: “Un sentimientos puedo más que mil cosas que están de por medio”.
Tú pudiste más que yo, ¡Ganaste! Claro que lo hiciste, sabes ¿por qué? Porque me enamoraste, lo acepto y ahora recién lo comprendo, te amo



El corazón no te quiere decir adiós.
Antes de sacar las cartas hacia la mesa, pensé un instante en ella, era tan nostálgico recordar su nombre, era como si sintiera el sabor penetrante pero instantáneo de su amor, de pronto sentía ganas de tenerla a mi lado, y de pronto sabía que estar lejos era lo mejor. Sentía algo muy dentro de mí, el corazón estaba relajado, dando latidos tal vez lentos o rápidos, no lo sé. Pero qué tal latidos, eran uno de los mejores latidos que este corazón había dado durante mi vida.

No lograba concentrarme en el póker, ella estaba tan dentro de mí que no tenía motivos para que un absurdo juego me quite su nombre de encima. Los ánimos, se me habían perdido, no se dejaban encontrar, y el humor del momento no era nada controlable, sólo pude agitar mi cabeza, pararme y dejar mis cartas encima de la mesa. Rodrigo, un amigo mío que estaba en la partida, trato de averiguar el porqué de mi comportamiento, y su pregunta no fue mas que obvia- ¿Te sucede algo?
-No Rodrigo, sólo que no tengo cabeza para jugar-En realidad, lo que no tenía, era el corazón estable.
-Tranquilo, nada solucionaras si reniegas contigo mismo-Sus palabras eran algo consoladoras, pero no lo suficiente para dejarme llevar por su “sabio consejo” que todo mundo lo dice, sólo desvié mi mirada y salí hacia la azotea que quedaba a unos pasos, nosotros estábamos en el 5to piso del departamento de Alexis Montes (un amigo del colegio).

Eran casi las 5pm de un mes de diciembre, en una tarde muy típica de Lima, con el cielo nublado que se tomaba de color gris opacado, mientras yo, algo despistado entre la reunión de mis amigos y la bulliciosa calle de Surco.
Miraba atentamente los cables de luz, y en realidad no me interesaban esos absurdos cables, sólo que me quede pensando en ella, y mi vista se quedó en un punto fijo: en los cables.

Los previos pasos de una persona acercándose hacia mí, eran evidentes, pero estaba con los ánimos no tan favorables para entablar una conversación, así que trate de despistar la ausencia del quien venía con una supuesta conversación por el celular.
El que se acercó hacia mí era Paulo Sketch: uno de mis mejores amigos, mejor dicho, mi mejor amigo, conocidos desde la infancia, compartiendo horas tras horas con algún disparate, o cometiendo bromas y conversaciones absurdas. Él es de esos tipos de personas con los cuales nunca nadie se quiere separar. Paulo y Luciana se conocen muy bien, ellos son dos de los pocos amigos con los que mas frecuento, y con los que mas comparto momentos de ocio y diversión.

Tras esas descripciones de Paulo, era de prevenir que mis ánimos por mas que fuesen de nada amigable, necesitaba a alguien que le escuchase, que estuviese con el por tan solo minutos, por no decir horas, y que lo mejor de todo que lo comprenda.
-Sé que estas ahí, pero también sé que no quieres hablar. Pensé que harías la excepción conmigo, pero no te preocupes- Dijo Paulo, iniciando una conversación que él lo veía por perdido.
-¡Paulo!, olvídalo. Si necesito hablar contigo.
-Cuéntame, ¿qué sucedió?
-Es Mafer (María Fernanda).
-Qué pasó con ella- Me dijo algo asustado, quizá y pensando lo peor.
-Salió del país hacia México con sus padres, tú sabes… por negocios.
-¿Y cuál es el problema?
-Que tardará más de seis meses o tal vez más en regresar: ese es el problema- Otra vez los estúpidos ánimos antisociables tratan de hacerme explotar. Pero no debo, ya eh soportado todo este sentimiento durante una semana y no lo quiero volver a sentir.
-No lo sabía, ella siempre viaja pero siempre regresa al Perú en menos de 2 semanas.
-¿Qué es lo que no sabías?
-Del tiempo que se iba a demorar, es estúpido que te diga del viaje, porque ella me comentó de un viaje que haría, pero no me dijo mas nada.
-Lo sé, ella me contó algo, y por eso te lo pregunté- Un gran silencio invadió el momento.
Ya no daba mas para conversaciones. Era mejor cortar la conversación ahora, antes de explotar delante de Paulo.
-Paulo, no es momento para seguir hablando.
-Claro que sí, pero para tu corazón no, ¿cierto?
-¿Mi corazón? No lo sé, a veces pienso que el corazón ha sido disuelto por la razón, y esta ha perdido la cuerda por el amor.
-Es difícil entender a los sentimientos, pero es más fácil entender a tu mejor amigo, por eso: te entiendo.
Cerré el discurso estúpido de nuestra conversación con la idea de salir de casa de Alexis y así fue.


¡Basta corazón!
No quiero hablar de libertad ni de amor…
No quiero jugar a que estas junto a mí…
No quiero besar nuestro amor…
No quiero sentir tu dolor…
No quiero decir te amo…
…Porque sé que mentiré.



Entre la razón y el corazón sólo existes tú.
Tras unos largos 3 días… Las noches no eran más que difíciles para mí, que cualquier otra.

Había prendido el cigarrillo que siempre consumíamos (Mafer y yo), había perdido la noción del tiempo en minutos de pensamientos. Por un momento me creí pintor y comencé a dibujar en la pared algo azulina y celeste de mi cuarto el momento más íntimo de nuestras vidas. No traté de plasmar su desnudez si no más bien el despojo de su inocencia, aquella inocencia que se perdió por mi culpa, aquella noche que me volvió personaje indispensable de ese recuerdo que se quedará cicatrizado en tu piel como en la mía. Tal vez esa sea la gran razón por la cual mis hormonas y mis sentimientos la reclaman- El timbre de casa sonó, mis ideas y mi dibujo fueron interrumpidos, me levanté del piso, apagué el cigarrillo  y corrí a atender el llamado estresante del timbre-
Era Paulo ¿Paulo, qué hacia él aquí? ¿Tan tarde?, me pregunté para mí mismo.
-¿Paulo? Hice una mueca de sorpresa, lo cual le generó una risa en él.
-Sí, soy yo. ¿Por qué tan sorprendido?
-Mira la hora que es, y no lo sé, casi siempre vienes a casa para sacarme a una fiesta o para hacer una reunión.
-¿Entonces? Qué tanto te sorprendes.
-Jajajaja, lo siento Paulo, ahora no tengo ánimos para salir.
-No, cómo crees, no vine por eso, vine por mi mejor amigo.
-¿Y desde cuándo haces eso?
-Desde hoy.

Algo muy dentro de mí se alivió, quizá y eso era lo que necesitaba “un mejor amigo”, alguien que me escuche, que me soporte, que me entienda aunque sea por un instante, que sea cómplice de mi artística obra y que crea por un rato en mis pensamientos que por el momento pienso que son transcendentales. Caminamos hacia mi habitación y le mostré con algo de timidez mi dibujo en la pared, él se mostró confundido eh interrumpió el momento silencio.
-¿Quién es?
-Alguien-le dije con ironía.
-¿Acaso es Mafer la de la pared?
Mas de lo que decía, me sorprendió su exclamación-Si, es Mafer-Le contesté.
-No entiendo, tú y ella…-Lo interrumpí con rapidez, confesándole-Si, yo y ella hicimos el amor-Me sentía comprometido a contarle todo lo que sucedió. La noche con la presencia de Paulo se hacía larga, entonces bajo un secreto de por medio, le conté lo sucedido (la II Publicación “Noche en tu piel”).

Así pasaron las horas, los discursos, los temas, las bromas, los recuerdos… Nosotros estábamos ahí, tan cerca pero tan lejanos con las ideas, él me consolaba, me entendía, cubría mis sentimientos repulsivos, me extendía sus brazos, me cuidaba, me hacía sentir que la palabra del “mejor amigo” se reflejaba en él.
Hasta que llegó el momento del quiebre, dónde uno ya no puede resistir más, dónde se forman coágulos de recuerdos, y el reventar aquel bolso no causa satisfacción sino mas bien te arrastran con dolorosas costras que no quieren cumplir su función y la herida cubierta soporta dolor, decepción, ansias (cualquier tipo de sentimientos que se reúnen por casi milagro) y allí ante todo este alboroto estaba él (Paulo) para tratar de cerrar esas heridas, por mas que no sea medico ni mucho menos enfermero sus impulsos de mejor amigo me trataba de curar.
Él se acercó hacia mí para abrazarme, para hacerme sentir acompañado, pero mis egoístas ansias no querían eso. Me prometí en medio de lágrimas no llorar más y él casi oportuno con sus palabras me dijo:
-Ya no llores más, el corazón a veces necesita descansar.
-No lloraré una vez más- le dije con los ojos brillosos- ¡No lo haré, LO JURO!
-No jures algo que no está en tus manos
-prosiguió- Mejor jura que nunca te separarás de mí.
-Pero eso tampoco está en mis manos.
-Claro que no están en tus manos, están en NUESTRAS MANOS- Me sonrió
-Gracias Paulo, gracias-Ya no podía seguir llorando, ¡Ya no!
-Es mejor que descansemos, no hemos dormido durante toda la noche.
-Tengo una habitación grande, puedes dormir ahí, yo trataré de acomodarme en algún lugar lejano que no esté al alcance de copas.
-¿Y dónde es ese lugar?-me dijo con ternura.
-En la sala.
-¡Descuida! Yo no quiero que botes el recuerdo cuando tan sólo estés conmigo al lado, sino para siempre- continuó-Te ayudaré a dejar estas botellas en el bar de la sala, para que esto parezca una habitación y no un bar-sonrió.
Me robo unas carcajadas y me sonrojó por mi desorden-Está bien “orgullo”, como tú digas-le dije con ironía y algo de sarcasmo.
-¿Por qué orgullo?-me preguntó con risas de por medio.
-Porque lo que ahora estás haciendo en mí, es algo que el poco orgullo que queda ha querido hacer de hace tiempo.
Las cosas se fueron arreglando, mi habitación ahora si parecía habitación como lo decía Paulo.



EL COLOR SE VOLVIO GRIS

Ya no puedo decir te quiero a las nubes.
Ya no puedo mirar con ternura a los niños.
Ya no puedo tener esas ganas que contigo tenía.
Ya no puedo sonreír a los dulces de la tienda.
Ya no puedo soportar los gritos de la sociedad.
Ya no puedo mirar el horizonte sin tu perfume.
Ya no puedo fingir estar molesto cuando no lo estoy.
Ya no puedo enojarme y ver a alguien que me soporte.
Ya no puedo besar a la persona que está cerca a mi lado.
Ya no puedo correr desnudo por la casa.
Ya no puedo tocar tu vientre y tus piernas.
Ya no puedo saborear el amor.
Ya no puedo decir te amo.



Sólo puedo decir que desde el momento en que te fuiste, un vagabundo infeliz se ha ido hospedando en mis adentros, es ahora huésped fiel de mis emociones y egoísta con mis acciones. Ya no quiere seguir, ya no quiere sonreír  y ya no quiere mirar a la vida.
¡Maldito ser! ¡Maldito! No sabes cuánto deseo botarlo, pero no puedo.
TE FUISTE Y EL LLENO EL VACIO QUE TU DEJASTE.



Las noches sin ti, baby.
Las noches sin nicotina de tu amor son decepcionantes.
Las noches sin licor de tus besos son agrias.
Las noches sin perfume en la almohada son apestosas.
Las noches sin tu calor corporal YA NO RESISTEN MÁS.

TE AMO MAFER, YA LO COMPRENDI… Y ES MUY TARDE.
T E     A M O
Me puedes enviar un e-mail a: jayrokerin@gmail.com